¿QUIERES SER FELIZ? EL CONSEJO DE UNA PSIQUIATRA
Fuente: ALETEIA
En su libro Dopamine Slaves
(Esclavos de la dopamina) y en su recién publicado cuaderno de ejercicios, la
Dra. Anna Lembke expone una tesis audaz para ser feliz: el mundo en que vivimos
se ha llenado tanto de estímulos placenteros que hemos perdido nuestra
libertad. El acceso a los placeres inmediatos (redes sociales, comida basura,
pornografía, compras, juegos de ordenador) hace que nuestro cerebro se inunde
constantemente de dopamina.
Y esto provoca un efecto
paradójico: cuanto más placer nos damos, menos somos capaces de sentirlo. Nos
volvemos adictos a más estímulos, al tiempo que nos volvemos cada vez más
apáticos e infelices. ¿Cómo se puede remediar esto? La respuesta de la Dra. Lembke
es sencilla: abstinencia temporal, una forma moderna de ascetismo.
¿Ascetismo u hormesis? Una
diferencia importante
A veces se confunde el ascetismo
con la hormesis, pero se trata de dos conceptos diferentes. La hormesis se basa
en el hecho de que pequeñas dosis de factores estresantes (duchas frías, ayuno
intermitente, ejercicio intenso) fortalecen el organismo y mejoran la capacidad
de adaptación. En cambio, el ascetismo no se centra en fortalecer el cuerpo,
sino en renunciar al placer para recuperar el equilibrio mental y espiritual.
La Dra. Lembke no sostiene que
los placeres sean malos, sino que un exceso de ellos conduce a un
debilitamiento del sistema de recompensa del cerebro. La dopamina deja de
liberarse en respuesta a las pequeñas alegrías, y buscamos estímulos cada vez
más fuertes. ¿Su consejo? El ayuno dopaminérgico en forma de prácticas
ascéticas (así como elementos de hormesis).
¿Cómo practicar el ascetismo
moderno?
Identifica tus puntos débiles
Es decir, los placeres que te
atraen: quizá el uso excesivo de las redes sociales, los juegos, los dulces,
las series de televisión, el desplazamiento por Internet, la búsqueda de
«gangas» en las compras, los juegos de azar, el patinaje prolongado….
Renuncia a estos placeres durante
cuatro semanas -preferiblemente a todos ellos, ¿Por qué cuatro semanas? Porque,
según las investigaciones, ése es el tiempo que se tarda en resetear el sistema
de recompensas, en restablecer su equilibrio natural. Por supuesto, para muchas
de ellas merece la pena renunciar para siempre (el juego y la pornografía, por
ejemplo), pero para las menos perjudiciales, cuatro semanas de ascetismo.
Observa tus reacciones
Las dos primeras semanas pueden
ser difíciles, habrá ansiedad, aburrimiento, frustración e incluso el típico
síndrome de abstinencia como durante la desintoxicación del alcohol. Observar y
registrar lo que nos ocurre ayuda a resistir la tentación de abandonar y volver
al estilo de vida esclavo.
Implementar ayunos
Los psiquiatras también sugieren
introducir elementos de hormesis, es decir, pequeñas dosis de automortificación
(como baños de hielo, ayuno) para poder restablecer un equilibrio saludable de
forma más suave. Paradójicamente, pequeñas dosis de sensaciones desagradables
aceleran el retorno de la capacidad de sentir alegrías sanas y experimentamos
síntomas de abstinencia durante menos tiempo.
Redescubrir las alegrías de la
vida
Durante un ayuno de abstinencia de dopamina, puede descubrir que las pequeñas cosas (como caminar, hablar, rezar) empiezan a proporcionarle alegría de nuevo e incluso le dan más satisfacción que los estímulos fuertes.
La Dra. Lembke escribe desde la perspectiva de la neurociencia, pero curiosamente sus conclusiones están en consonancia con la tradición católica del ayuno y la renuncia para la renovación espiritual.