DIRECCIÓN: LUZURIAGA 190 - TERCER PISO JESÚS MARÍA, LIMA-PERÚ

lunes, 5 de diciembre de 2022

EL SINDROME DE LA VIDA OCUPADA - SVO

Por: Pavlusha K. Luyando Joo

El SVO es un estilo de vida cada vez más habitual y por el que muchas personas deciden llenar de responsabilidades y tareas todo su día a día. Las personas que sufren ese síndrome de la vida ocupada sienten la necesidad constante de no poder parar para descansar y de necesitar constantemente tener que hacer algo para sentirse hiperestimuladas a veces incluso más allá de sus límites. El “Síndrome de la vida ocupada” (SVO), fue bautizado así por el centro de investigación escocés, CPS Research.

Una parte importante de la población está inmersa en un ritmo de vida que no se detiene. Sobrecargados de información, conectados al internet a través del teléfono las 24 horas, y en continua tensión por la dura situación económica y competencia del mundo laboral, llevan a cuestas gran exigencia para poder responder a estos desafíos. Además, deben compaginar todo lo anterior con una vida personal y familiar que igualmente requiere tiempo y dedicación, se dificulta conciliar la vida personal con la laboral, en ocasiones no hay cabida para un tiempo de respiro o de dedicación a uno mismo. La vida familiar y espiritual se ven pospuestas o relegadas totalmente

La saturación de actividades, de información, el poco descanso y el estrés, puede llevar también a las personas a presentar problemas de concentración y memoria, así como empeoramiento en la salud en general.

De igual manera, el hecho de que, en la actualidad, las personas casi todo el tiempo están expuestas a estímulos de los medios de comunicación, empeora el panorama. Finalmente, esto conduce a una situación de estrés, fallas en la memoria y la concentración, ansiedad y depresión. Esto es común que ocurra cuando la vida se enfoca solo en el beneficio material.

Los expertos aclaran que no se trata de olvidos graves, sino de la incapacidad para recordar nombres, cifras, rostros, fechas, o se pasan por alto actividades programadas con anticipación, se pierden objetos, o se actúa de forma mecánica. Cada vez somos más distraídos porque el cerebro tiene dificultades para lidiar con los flujos de información modernos.

Aun así, hay quienes necesitan seguir sintiéndose ocupados el resto del tiempo, todo para huir del aburrimiento y sentirse mejor, pero irremediablemente también con mayor carga de estrés y cansancio.

¿Cuál es la causa?

Un temperamento hipertónico (hiperactivo)

El tipo de educación recibida, enfoque materialista

Presión social

Ausencia de vida espiritual

Desde pequeños se le inculca a tener que estar haciendo siempre algo y a no aburrirse, también está muy vinculado al tipo de sociedad actual en la que constantemente se nos pide estar haciendo algo como sinónimo de éxito o la consigna de que “el tiempo es dinero”.

Consecuencias en la salud física:

Perdida de la memoria

Tensión nerviosa

Insomnio

Hipertensión

Problemas digestivos, respiratorios

Empeoramiento de la salud en general

Consecuencias en la salud mental

Ansiedad,

Depresión

Aislamiento

Irritabilidad

Aburrimiento

Consecuencias sociales y del entorno familiar

Problemas relacionales en el trabajo

Abandono de los deberes familiares

Ausencia afectiva en casa

Consumo de sustancias adictivas

Consecuencias en la Dimensión espiritual

Abandono de la Fe religiosa

Vida enfocada únicamente en lo material

Consejos para terminar con el SVO:

Descanso: Fijar un tiempo de descanso en nuestra rutina diaria para parar y relajarse es muy necesario

Organizar el tiempo, priorizar: Es imprescindible determinar qué es lo más importante y lo accesorio, lo que se debe hacer primero y lo que se deja para después, para ello es muy importante la jerarquía de valores de las actividades realizadas. Aprender a tener orden y prioridad de las actividades realizadas es muy importante.

Saber decir no: Es importante saber renunciar a actividades son imposibles de cumplir y que pueden ir en desmedro de nuestra salud en general. El cuerpo tiene un límite y tal vez sea el momento de tomar decisiones para evitar problemas serios.

Dedicarle un tiempo a Dios diariamente: Así como el cuerpo necesita alimento y descanso, el alma también necesita alimentarse de Dios. Dedicarse unos minutos diarios a la oración, a la contemplación silenciosa del santísimo sacramento en una capilla o en una iglesia es el remedio seguro de muchos trastornos de la salud mental como la ansiedad, el estrés, la desesperanza, la preocupación entre otros. Cuando el espíritu se aquieta hay mayor lucidez mental y orden en las ideas, es posible reflexionar y decidir mejor la forma de realizar nuestras tareas cotidianas, el pensamiento es más coherente gracias a la gracia de Dios. Los estudios de Neurociencias han comprobado que la oración hace que la persona se sienta mucho mas relajada ya que disminuye el tono muscular en los momentos de oración.

No faltar a misa: Dios se manifiesta al hombre a través de los sacramentos. Ir a misa, confesarse regularmente asegura que la gracia de Dios este con nosotros y nos sintamos fortalecidos para no sucumbir a las tentaciones que nos alejan de Él.

Hábitos saludables: La alimentación, el ejercicio físico y el sueño son determinantes. Los especialistas recomiendan al menos siete horas de sueño diarias y realizar actividad física tres veces a la semana para liberar tensiones acumuladas.

Realice una sola actividad por vez, reconocer los propios límites: Los problemas de concentración y estrés ocurren porque se ejecutan varias acciones al mismo tiempo y no se dedica la atención necesaria a lo que se realiza en el instante. Es mejor hacer una cosa bien hecha, que muchas a medias.

Desconéctese en casa: Apague el celular, aléjese del WhatsApp; que sea un tiempo exclusivo para la familia. Además, la mayoría de las personas afirman que compartir con los hijos y con el cónyuge le llenan de satisfacción, energía y fuerza para afrontar la vida cotidiana.