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El estrés que provoca el
desempleo afecta la actividad del sistema inmune. Diversos estudios relacionaron
el estrés crónico con la función inmune y un mayor riesgo de desarrollar
infecciones y otras enfermedades. Un seguimiento de cuatro meses a 100
empleados y 100 desempleados revelaron que el estrés y la actividad laboral
tienen relación
Científicos de University of
California en San Francisco, realizaron un seguimiento de cuatro meses a 100
empleados y 100 desempleados adultos, de entre 29 y 45 años. Los participantes
coincidieron en género, edad, etnia y nivel educativo. Se excluyó a aquellos
con enfermedades crónicas o bajo un tratamiento que pudiera influir sobre el
sistema inmune, además de descartar a los fumadores y a los consumidores de
drogas intravenosas. Cada mes, los
investigadores extrajeron muestras de sangre de los participantes para medir
sus niveles de células "asesinas", un indicador de fortaleza del
sistema inmune.
Menos inmunidad en los desempleados
Los investigadores hallaron que, en general,
el grupo de desempleados tenía mayor debilidad inmunológica que los
trabajadores. Mientras que los desempleados se encontraban más débiles, los que
encontraron trabajo aumentaron sus niveles Sin embargo, el 25% de los desempleados
halló trabajo durante el estudio y sus células defensoras recuperaron la
fortaleza. "Este es el primer estudio en seres humanos que documenta la
recuperación de la función inmune después de la desaparición de un estresor
crónico", escribió el equipo dirigido por la doctora Frances Cohen en la
revista Psychosomatic Medicine.
El estrés crónico, explicaron los
autores, alteraría la función inmune al afectar el sistema nervioso. Las
glándulas adrenales liberan la hormona norepinefrina para responder al estrés
y, en tubos de ensayo, la norepinefrina demostró reducir la cantidad de células
defensoras. Pero los nuevos resultados sugieren que la función inmune es
"elástica" ante el estrés crónico y que puede recuperarse rápido
apenas desaparece el estresor, destacó el equipo. La recuperación de la
inmunidad de los participantes comenzó dentro del primer mes del nuevo empleo,
según indicó el estudio. De acuerdo con el equipo, los próximos estudios
deberían investigar la recuperación de la función inmune ante distintos tipos
de estresores e intentar conocer el proceso.