Por: Pavlusha K. Luyando Joo
El SVO es un estilo de vida cada vez más habitual y por el que muchas personas deciden llenar de responsabilidades y tareas todo su día a día. Las personas que sufren ese síndrome de la vida ocupada sienten la necesidad constante de no poder parar para descansar y de necesitar constantemente tener que hacer algo para sentirse hiperestimuladas a veces incluso más allá de sus límites. El “Síndrome de la vida ocupada” (SVO), fue bautizado así por el centro de investigación escocés, CPS Research.Una parte importante de la población está inmersa en un ritmo de vida que no se detiene. Sobrecargados de información, conectados al internet a través del teléfono las 24 horas, y en continua tensión por la dura situación económica y competencia del mundo laboral, llevan a cuestas gran exigencia para poder responder a estos desafíos. Además, deben compaginar todo lo anterior con una vida personal y familiar que igualmente requiere tiempo y dedicación, se dificulta conciliar la vida personal con la laboral, en ocasiones no hay cabida para un tiempo de respiro o de dedicación a uno mismo. La vida familiar y espiritual se ven pospuestas o relegadas totalmente
La saturación de actividades, de información, el poco descanso y el estrés, puede llevar también a las personas a presentar problemas de concentración y memoria, así como empeoramiento en la salud en general.
De igual manera, el hecho de que,
en la actualidad, las personas casi todo el tiempo están expuestas a estímulos
de los medios de comunicación, empeora el panorama. Finalmente, esto conduce a
una situación de estrés, fallas en la memoria y la concentración, ansiedad y
depresión. Esto es común que ocurra cuando la vida se enfoca solo en el beneficio
material.
Los expertos aclaran que no se
trata de olvidos graves, sino de la incapacidad para recordar nombres, cifras,
rostros, fechas, o se pasan por alto actividades programadas con anticipación,
se pierden objetos, o se actúa de forma mecánica. Cada vez somos más distraídos
porque el cerebro tiene dificultades para lidiar con los flujos de información
modernos.
Aun así, hay quienes necesitan
seguir sintiéndose ocupados el resto del tiempo, todo para huir del
aburrimiento y sentirse mejor, pero irremediablemente también con mayor carga
de estrés y cansancio.
¿Cuál es la causa?
Un temperamento hipertónico (hiperactivo)
El tipo de educación recibida, enfoque materialista
Presión social
Ausencia de vida espiritual
Desde pequeños se le inculca a
tener que estar haciendo siempre algo y a no aburrirse, también está muy
vinculado al tipo de sociedad actual en la que constantemente se nos pide estar
haciendo algo como sinónimo de éxito o la consigna de que “el tiempo es
dinero”.
Consecuencias en la salud física:
Perdida de la memoria
Tensión nerviosa
Insomnio
Hipertensión
Problemas digestivos,
respiratorios
Empeoramiento de la salud en general
Consecuencias en la salud mental
Ansiedad,
Depresión
Aislamiento
Irritabilidad
Aburrimiento
Consecuencias sociales y del entorno familiar
Problemas relacionales en el trabajo
Abandono de los deberes familiares
Ausencia afectiva en casa
Consumo de sustancias adictivas
Consecuencias en la Dimensión espiritual
Abandono de la Fe religiosa
Vida enfocada únicamente en lo material
Consejos para terminar con el SVO:
Descanso: Fijar un tiempo
de descanso en nuestra rutina diaria para parar y relajarse es muy necesario
Organizar el tiempo,
priorizar: Es imprescindible determinar qué es lo más importante y lo
accesorio, lo que se debe hacer primero y lo que se deja para después, para
ello es muy importante la jerarquía de valores de las actividades realizadas.
Aprender a tener orden y prioridad de las actividades realizadas es muy
importante.
Saber decir no: Es
importante saber renunciar a actividades son imposibles de cumplir y que pueden
ir en desmedro de nuestra salud en general. El cuerpo tiene un límite y tal vez
sea el momento de tomar decisiones para evitar problemas serios.
Dedicarle un tiempo a Dios
diariamente: Así como el cuerpo necesita alimento y descanso, el alma
también necesita alimentarse de Dios. Dedicarse unos minutos diarios a la
oración, a la contemplación silenciosa del santísimo sacramento en una capilla
o en una iglesia es el remedio seguro de muchos trastornos de la salud mental
como la ansiedad, el estrés, la desesperanza, la preocupación entre otros.
Cuando el espíritu se aquieta hay mayor lucidez mental y orden en las ideas, es
posible reflexionar y decidir mejor la forma de realizar nuestras tareas
cotidianas, el pensamiento es más coherente gracias a la gracia de Dios. Los
estudios de Neurociencias han comprobado que la oración hace que la persona se
sienta mucho mas relajada ya que disminuye el tono muscular en los momentos de
oración.
No faltar a misa: Dios se
manifiesta al hombre a través de los sacramentos. Ir a misa, confesarse
regularmente asegura que la gracia de Dios este con nosotros y nos sintamos
fortalecidos para no sucumbir a las tentaciones que nos alejan de Él.
Hábitos saludables: La
alimentación, el ejercicio físico y el sueño son determinantes. Los
especialistas recomiendan al menos siete horas de sueño diarias y realizar
actividad física tres veces a la semana para liberar tensiones acumuladas.
Realice una sola actividad por
vez, reconocer los propios límites: Los problemas de concentración y estrés
ocurren porque se ejecutan varias acciones al mismo tiempo y no se dedica la
atención necesaria a lo que se realiza en el instante. Es mejor hacer una cosa
bien hecha, que muchas a medias.
Desconéctese en casa:
Apague el celular, aléjese del WhatsApp; que sea un tiempo exclusivo para la
familia. Además, la mayoría de las personas afirman que compartir con los hijos
y con el cónyuge le llenan de satisfacción, energía y fuerza para afrontar la
vida cotidiana.